En este módulo 1 comentaré esta noticia: La discriminación laboral más allá de la brecha de género y el techo de cristal
Peores condiciones laborales,
sueldos más bajos, menor tasa de población activa… estos podrían ser términos
que describirían fácilmente la situación laboral de las mujeres en España. Se mantiene la mayor presencia de ellas en el trabajo doméstico no remunerado, si bien
cada día se avanza en este aspecto, no es suficiente. Quizá el mal llamado “reparto
de tareas” haya mejorado, pero la carga mental sigue recayendo sobre las
mujeres. Esta situación se acrecienta cuando, además, se tienen hijos. A
colación de esto, encontramos esta noticia, la cual nos indica que efectivamente las mujeres tienen de media una
hora y treinta y siete minutos menos de tiempo de ocio al día. A nadie
sorprende este dato pues está directamente relacionado con la mayor presencia
femenina en el trabajo doméstico no remunerado, y quisiera compartir una
pequeña reflexión: ¿Cuántos hombres conocéis que tienen su propio espacio para
el ocio en casa? (una habitación para ellos, despacho, o aunque sea SU escritorio). Y ¿Cuántas mujeres cuentan con
un espacio que es propio para su ocio? Si bien en la niñez, adolescencia y
juventud este espacio puede existir, cada vez se ve más reducido con el paso de
los años, especialmente cuando se tienen hijos son ellas las que se ven relegadas a las zonas
comunes del hogar.
No cambia el hecho de que ellas
siguen más atadas al cuidado de niños, ancianos o personas dependientes, y por mucho que se diga que la educación y la
sociedad cambia, se trata de una decisión a veces autoimpuesta que refleja que
no importa los años que pasen se nos sigue socializando en las mismas prácticas,
aunque cada vez se haga de una forma más sutil. Y es que la propia brecha
salarial es causa y consecuencia de esto, se trata de una “pescadilla que se
muerde la cola”, pues sobre todo a partir de cierta etapa vital es más común
que las mujeres opten por trabajos a media jornada que permitan compatibilizar
su trabajo remunerado con el no remunerado, y esto a su vez las sitúa en una
posición menos privilegiada ante la cual tienen más predisposición a dejar su
trabajo por cuidar, por ejemplo, a los hijos (no lo va a dejar quien más gana
en la pareja, ¿no?), o a coger excedencias sin sueldo para esto mismo. Según la
Encuesta de Población activa de 2010, un 9,2% de hombres cogieron excedencia a
tiempo completo para cuidar un hijo durante menos de 1 mes, frente a un 13,1%
de mujeres. Esta diferencia toma su mayor exponente cuando observamos el número
de mujeres y hombres que cogieron una excedencia durante periodos de 6 a 12
meses: un 78,4% de mujeres frente a un 1,1% de hombres… y esto, queramos o no, sitúa
a las mujeres en una situación menos “atractiva” para el mercado laboral.
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